El Jesús que conocemos y en el que creemos es nuestro amigo, nuestro salvador, nuestro redentor, el mismo Dios hecho carne. En él vemos todo el resplandor de su gloria, conjugando ambas naturalezas 100% hombre y 100% Dios.

Es increíble pensar que el creador del universo, quien puso todo en orden y dio movimiento a los astros, se ocupará de nosotros. Pero ese es el Jesús que conocemos, el que nunca nos falló, nunca nos abandonó, quien quitó el sentimiento de soledad trayéndonos paz a nuestro corazón.

Con todo esto, el aspecto más importante de Jesús es el amor, un amor incondicional e inexplicable. Inexplicable porque no depende de tu condición ni de tus méritos, sino que parte de él mismo, quien es la fuente misma del amor ¡él es quien completa nuestras vidas!

San Agustín decía que en el corazón del hombre hay un espacio que solo lo ocupa Jesús, por eso mismo quien no tiene a Jesús estará vacío e incompleto.
No hay forma de contar lo que no experimentas, por eso te invitamos a probar y dar el paso más importante de tu vida, el paso de fé.